En la música, particularmente en el rock, no todo queda reducido a las notas, acordes, discos y canciones. La mística, la creación alrededor de una banda, el logo, incluso mascotas como Eddie o Snaggletoth, pasan a formar parte crucial del arte todo de un grupo musical. En nuestro país sobran ejemplos de logos, personajes ficticios o mística que acompañan a nuestros artistas, pero quizás haya un logo que en los 90´ se impuso como un rasgo de época y que acompañó mochilas, tatuajes, banderas y guardapolvos por miles: el de Los Piojos. Silvio Squillari, su creador, es por tanto una especie de quinto Piojo (Los Piojos no son cuatro, pero la referencia es ineludible a los cuatro de Liverpool). La historia de este logo se materializará en el libro “El Piojo no se mancha”

Para sumar épica a la historia, Squillari confirmó aquel mito de que el primer piojo grafiteado en una pared de Ciudad Jardín seguía vivo, al menos hasta hace poco tiempo. “Ese primer grafiti estuvo durante 37 años vigente. Una tarde acompañado por Pablo Guerra, me subí a sus hombros, lo pinté en esa pared, en Wernicke y Margaritas y estuvo pintado hasta hace muy poco”, contó el artista, que agregó que si bien hubo gestiones municipales y de los ex integrantes para que este logo se destaque y proteja como patrimonio cultural, el escaso sentido popular del consorcio de dicho edificio decidió pintar la pared de gris y sepultar un pedazo de historia del rock local.

El logo sufrió varios cambios a través de los años, pero el piojo aparece con la banda ya caminando. “En el primer disco no aparece el piojo, aparece sentado en un banco, medio fóbico y escondiendo la cara. El primer momento en que toma forma es a partir de Ay ay ay”, rememoró. “Se venía mostrando en afiches a mano, artesanales. Siempre aparecía la imagen del piojo, que tenía cuerpo en esa época”.

Además de crear el logo, Silvio Squillari fue escenógrafo de Los Piojos y actualmente trabaja con Ritual 87´, banda que nuclea varios componentes piojosos. Expresándose como un piojo más, el artista contó cómo fue crear esa identidad sobre las tablas para acompañar a la banda que lideraba Andrés Ciro Martínez. “Por entonces yo tenía la libertad de poder presentar lo que yo quería para cada show. En Los Piojos, la ventaja que existía es que en los 90 había mucho show contínuo. Todos los fines de semana se tocaba. Y no había bandas que generaran escenografías, más que ir a ver a una banda en vivo. Andrés siempre quiso que se generara un aporte más allá de ir a ver una banda, ver algo más teatral”, compartió Squillari, quien fue el encargado de darle a los shows ese plus que los músicos querían.

Finalmente, expresó lo que fue para él formar parte de Los Piojos, y lo que significaba la banda. “Para mí formar parte de Los Piojos era un ensamble de amigos, una conjugación muy linda que sigue existiendo por lo menos para mí, y tener esa posibilidad era única. Y hoy en día con Ritual es maravilloso, tengo la misma condición. Con Micky me conozco desde que tengo un año, con Dani también, desde los 15 o 16, con Chuky también. Ya nos conocemos tanto, que tener la libertad de contar y mostrar algo es prácticamente aprobación pura sin tanto detalle; la libertad creativa, cien por cien libre y agradezco enormemente que me haya tocado a mí esa oportunidad”.

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